miércoles, 5 de junio de 2013

Primicia en el Congreso de la SEI: Los BAM tienen ulucordios

El Profesor Sánchez-Madrid nos ha informado de la presencia de ulucordios en un nuevo tipo celular radiorresistente, los BAM.


Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

Julio Cortazar, Rayuela (Capítulo 68)

1 comentario:

  1. Es un texto escrito en Gíglico. Varias veces me he preguntado qué significaba todo esto. Antes de nada, es preciso leerlo en voz alta: el texto se transfigura, cobra un nuevo sentido —el auténtico—: la evocación de una escena erótica mediante un lenguaje puramente musical.

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