Inmunoterapia, la nueva frontera del cáncer
El 50% de melanomas con metástasis responden al tratamiento | Otros cánceres, como los de riñón y de pulmón, también pueden beneficiarse del avance | Las nuevas terapias aún no están aprobadas en Europa ni en EE.UU.
La Vanguardia Ciencia Josep Corbella | Chicago
Estos nuevos fármacos son el avance más importante en tratamiento del cáncer desde la llegada de las llamadas terapias moleculares hace quince años, según una opinión compartida por expertos que participan en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica que se celebra en Chicago.
Pese a los prometedores resultados obtenidos en ensayos clínicos, los nuevos fármacos aún no están aprobados en Estados Unidos ni en Europa, por lo que no están al alcance de la gran mayoría de pacientes.
“Habrá un antes y un después de estos fármacos. Son los que tendrán un mayor impacto en el mundo de la oncología en los próximos años”, vaticina Antoni Ribas, de la Universidad de California en Los Angeles, que ha dirigido uno de los principales estudios de los nuevos fármacos presentados en el congreso de Chicago.
Para conseguirlo, los fármacos bloquean las proteínas que el tumor utiliza para evadirse del sistema inmunitario. De este modo, el sistema inmunitario puede reconocer las células cancerosas como elementos indeseables y destruirlas. De ahí que estos nuevos tratamientos se conozcan como inmunoterapias.
Aunque el tratamiento del cáncer estimulando el sistema inmunitario se ha intentado utilizando distintas estrategias desde finales del siglo XIX, nunca hasta ahora se habían conseguido resultados lo bastante buenos para aplicar una inmunoterapia oncológica a gran escala.
Según los resultados presentados por Ribas, el 52% de un grupo de pacientes con melanoma avanzado tratados con lambrolizumab –un inhibidor de PD-1- han respondido al tratamiento. De ellos, uno de cada cinco ha tenido una respuesta completa –es decir, ha desaparecido todo rastro de cáncer de su organismo con las pruebas de diagnóstico actuales-. Y un resultado particularmente esperanzador: a diferencia de lo que ocurre con otras terapias, los beneficios del tratamiento suelen mantenerse a largo plazo sin que por ahora aparezcan células tumorales resistentes a los fármacos.
Un estudio similar dirigido desde el hospital Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, también presentado en Chicago, ha obtenido resultados similares. El 47% de un grupo de pacientes con melanoma avanzado ha respondido a la inmunoterapia y, de ellos, casi nueve de cada diez han tenido una reducción del tumor superior al 80% en menos de tres meses. En este caso, el tratamiento consistió en una combinación de nivolumab –otro inhibidor de PD-1- y de ipilimumab –un inhibidor de CTLA-4, que es otra molécula que impide al sistema inmunitario destruir las células tumorales-.
Ambos estudios se han realizado con grupos reducidos de pacientes (188 entre los dos) para establecer la dosis adecuada y hacer una primera evaluación de la seguridad y la eficacia de los tratamientos. Pero en esta ocasión"creo que tendremos uno de los desarrollos más rápidos de la historia de la oncología y los nuevos fármacos podrían ser aprobados de manera acelerada en Estados Unidos sólo con los datos de estos estudios", declara Antoni Ribas.
En Europa, las autoridades sanitarias son más reticentes a la aprobación acelerada de fármacos.
Aunque el melanoma es el tipo de cáncer donde más se han estudiado estas inmunoterapias, también se han registrado resultados alentadores en pequeños grupos de pacientes con cáncer de pulmón o de riñón. Por el contrario, los resultados no han sido tan buenos en cáncer de próstata sin que a día de hoy se sepa por qué.
Son especialmente prometedores los resultados obtenidos en cánceres de pulmón derivados del tabaquismo. Los oncólogos piensan que esto se debe a que para el sistema inmunitario es más fácil reconocer y atacar las células que acumulan una gran cantidad de mutaciones debidas a agresiones ambientales, como las del tabaco o las de la radiación ultravioleta en el melanoma.
Un estudio internacional en el que participa el hospital Vall d’Hebron, del que se han presentado resultados preliminares en Chicago, está examinando actualmente el potencial de un fármaco de la misma familia en cánceres colorrectales, gástricos, de páncreas, de ovario, de mama, de cabeza y cuello y en sarcomas.
La situación es similar a que se produjo a finales de los años 90 cuando aparecieron las primeras terapias moleculares contra el cáncer –es decir, fármacos que iban dirigidos contra moléculas específicas de las células tumorales, en lugar de atacar de manera indiscriminada las células que se dividen como las quimioterapias anteriores-.
En aquel momento, los oncólogos empezaron a disponer de fármacos que eran eficaces en algunos pacientes y en algunos tumores específicos. Pero no tenían modo de saber qué pacientes responderían a los tratamientos y faltaba conseguir terapias moleculares para otros tumores.
Desde entonces, las terapias moleculares se han extendido y hoy día forman parte del arsenal terapéutico habitual contra el cáncer. Se utilizan contra una gran variedad de tumores y se han desarrollado tests para saber a priori qué pacientes responderán a los tratamientos.
En la medida en que la historia pueda servir de guía, las nuevas inmunoterapias parecen destinadas a seguir el mismo camino. Falta realizar más estudios para aclarar en qué cánceres serán eficaces y desarrollar tests para predecir qué pacientes responderán a cada fármaco.
"Debemos esperar a tener más datos para tener una idea precisa del impacto que van a tener las nuevas terapias en la oncología", advierte Josep Tabernero, jefe del servicio de oncología del hospital Vall d'Hebron y presidente del comité de cáncer gastrointestinal en el congreso de Chicago. Pero, con los resultados de los estudios presentados hasta ahora, "tenemos grandes expectativas”.
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